El dios del byte.

1/5/09
No todos los informáticos comprenden la necesidad de justificar las airadas protestas de los usuarios que dependen de ellos. Hay algunos que no saben qué hacer para formar parte de la manada geek que le provoca urticaria al planeta digital, y acá estamos para ayudar.

Guía para cretinos informáticos.
  • En tu red sos el rey. El Señor. Eru. Ghanesh.
  • Tus alcahuetes digitales (monitores, keyloggers y sniffers) estarán en todos los equipos, incluso en el del jefe, que confía en vos para controlar a los demás.
  • Otorgás derechos de acceso con mucha menos frecuencia de la que los quitás.
  • Chasquear los labios cuando alguien no sabe hacer algo y decir, imperante "salí que lo hago yo" suma muchos puntos.
  • Llegar tarde a trabajar es casi obligatorio.
  • Tendrás cuidado en detectar quienes de tus esclavos digitales sabe un poco más que el resto y aplicarás especial tratamiento a sus intentos por pasar por alto tus bloqueos.
  • El único con derecho a usar todos los recursos informáticos de la empresa sos vos y dicho derecho es irrenunciable.
  • Jamás dirás a nadie que dentro de ese gabinete destartalado que nadie quiere tienes siempre el último fierro state of the art que compraron para la secretaria del jefe. Y la memoria que hiciste comprar para tu jefe.
  • Nunca, jamás, reconocerás que el problema es tu ineptitud. Mencioná alguna jerigonza de sistemas ("lo que pasa es que hay un conflicto entre el ruteo y el ISP y cuando éstos se ponen de acuerdo el que tira todo abajo es el firewall") cuando te pidan explicaciones, es infalible y les provoca dolor de cabeza. 
  • Siempre parecé ajetreado.
  • Recordá que siempre, siempre, el hardware es una porquería. Pedí que compren otro mejor, no importa cuál, pero mencioná cifras importantes. Que funcione el que tienen es la razón por la que no te pueden despedir.
  • Cuando la red se ponga lenta porque estás bajando una temporada completa de "IT Crowd" y el jefe se queje, dile que estás haciendo backup del SQL de Cobranzas.
  • Los CDs y DVDs originales de tu empresa son tuyos, como también las claves de uso de los programas. Las copias son derecho de la empresa.
  • Formateá sin preguntar. El backup de los documentos del equipo es obligación del usuario. Para eso está el servidor, carajo.
  • Morite con la tuya. Si dijiste que no se podía, pues no se puede a menos que gasten muuuuucho dinero en otra cosa que haga falta.
  • Das acceso al puerto del Messenger sólo para sacar las contraseñas de tus súbditos. Especialmente, las de la rubia de Contaduría y la secretaria del presidente.
  • Las prioridades son: ver porno, twitear, bloguear, feisbuquear (todo esto para quejarse de quienes trabajan en tu empresa, con mucha ironía sobre todo), revisar qué te traen los sniffers y keyloggers y, por último, sacarte alguna tarea especialmente espinosa. Si no te queda tiempo, usá alguna de las excusas entedichas.
  • Recordá que estás solo, incluso en una empresa gigante en la que hay casi tantos informáticos como pinches. Si estás debajo de la plana mayor de sistemas, hacerle la vida imposible sin dejar rastros es un hermoso pasatiempo y los pone en la picota mientras llegás para salvar a la muchacha.
  • Siempre usá herramientas que sólo vos conozcas, si es posible, hechas por vos mismo o por ese grupo de desconocidos programadores geeks que tienes de amigos.
  • Dejalo entrever sin decirlo jamás: las contraseñas de todo se irán con vos.
Hay muchas más, pero dejemos a que nuestros escasos visitantes las agreguen.

Diez razones para preferir la infamia a la fama.

27/3/09
En estos días la fama fácil es fuerte tentación para los cretinos. Sin embargo, pensamos en Guía para tales que lo que rápido viene, rápido se va. La infamia es lo mejor, lejos:
  1. Es duradera, casi eterna.
  2. Es más fácil ser un infame que un famoso; hay una plétora de maldades, perjurios, traiciones, apostasías, inmoralidades, prevaricaciones, vicios, corrupciones, a fuer de que uno es humano y está lleno de defectos de los que se siente orgulloso.
  3. Se pueden hacer bien cien cosas distintas, pero si hacemos sólo una mal, alcanza. Bien pensada y meditada, tenemos infamia asegurada por toda la eternidad.
  4. Una vez instalada, la infamia asumida y asimilada otorga cierta holgura moral, al igual que la fama pero con menos sacrificio. El saber que el muerto en su placard está a la vista de todos, le dará enorme tranquilidad: usted sabrá que la gente que está con usted no se irá tan fácilmente y ellos terminarán valorando su sinceridad.
  5. Hacerse propaganda cuando se actúa con heroicidad y arrojo está mal visto, en cambio ser cínico es un rasgo sumamente útil para un infame.
  6. Hacerse una fama cuando la gente está más predispuesta a señalar los errores ajenos que a reconocerle las virtudes es difícil: usted no tiene más que ser usted mismo, con eso basta para forjarse una merecida mala fama.
  7. Al infame se le piden pocas cosas, casi exclusivamente que se abstenga de participar. No pasa lo mismo con los famosos.
  8. Ser famoso injustamente es casi lo mismo que ser un infame con justicia de título, pero más azaroso.
  9. Aprender a regodearse en la propia infamia es el epítome del cretino, casi el Zen del Imbécil Moral.
  10. Aprenda de grandes infames: Bruce Ismay, Lee Harvey Oswald, Torquemada, el obispo de Canterbury, los dos Bush, el papá de Mafalda, el piquetero K. y tantos otros, pero no se deje apabullar, usted puede ser peor que todos ellos, sólo es cuestión de esfuerzo.

Diez razones para hacerse hincha de River.

Como no nos ponemos de acuerdo con Otro Imbécil, acá van las razones escasamente suficientes pero atendibles para hacerse de River como camino del padawan cretino:
  1. Un verdadero cretino, de prosapia, es de River.
  2. Para un hincha de River, el pasado fue siempre mejor: alguna vez hasta jugó Francescoli.
  3. Te podés ir antes de que termine el partido, dejándole la vergüenza por los cantitos burlones a tus compañeros de platea.
  4. Los barra bravas del club son tus compañeros de secundario, de Belgrano o Coghlan.
  5. Núñez queda más cerca de Olivos o Palermo.
  6. Podés ir a la cancha con un bremmer en los hombros si hace fresquito.
  7. No hay que ser muy creativo con los cantitos: sólo dejar salir el xenófobo que todos llevamos dentro.
  8. Si le va mal al club, te queda el tenis, el polo o el rugby.
  9. Nuestro grupo de simpatizantes amigos es el mismo que concurre a las marchas por la inseguridad o en apoyo al campo.
  10. Porque si sos plateísta, sos el cretino más insoportable de todo el fútbol argentino. Para los jugadores de tu equipo, ojo.

Diez razones para hacerse hincha de Boca.

26/3/09
Aparentemente, todos odian a Boca y a sus simpatizantes. Razones no faltan, parece, por lo que ayudamos a los indecisos a elegir este club para completar su insoportabilidad:
  1. Porque la única forma de terminar con la violencia entre simpatizantes de distintos clubes de fútbol es que todos sean de Boca.
  2. Porque si después se matan entre ellos, es una cuestión interna del club y la AFA no tiene la culpa.
  3. Porque Argentina también debe tener hinchas de Boca.
  4. Porque no hace falta saber de fútbol, solo ser gritón.
  5. Porque todos saben los cantitos, menos Giordano.
  6. Porque no importa la clase social que se frecuente, siempre se estará en mayoría.
  7. Porque el merchandising es variopinto y una fuente interminable para los coleccionistas.
  8. Porque se festeja todo, hasta el gol que Hugo Romeo Guerra le hizo con la nuca a River.
  9. Porque cuando Boca pierde podés discutir igual que cuando gana.
  10. Porque sí.

Cómo ser un troll y no morir en el intento.

Llevo casi una década y media de participación en foros electrónicos y blogs, y perdí más tiempo que otra cosa, si debo ser sincero. Pero si algo aprendí de Internet es cómo ser el perfecto troll.
  1. Como todos saben, lo que importa es el mensaje, no el mensajero: ser anónimo, nunca dar la cara ni dejar rastros. 
  2. No usar jamás el mail para avisar de un posible error, sobre todo si no somos una autoridad en la materia.
  3. Indignarse con lo que el otro escribe es muy necesario, pero sobre todo sobreactuar la indignación, para lo cual hay que creer firmemente que quien escribe es un empleado público, un ladrón, un impostor y un mentiroso, todo en uno.
  4. Decírselo.
  5. Desautorizar totalmente la fuente, discutir hasta las comas del artículo, sacar todo de contexto.
  6. Nunca reconocer nada; ni que no entendimos ni las disculpas avergonzadas del autor, si las da porque tenemos razón. En ese caso, hacer el equivalente escrito de una danza triunfal, cuanto más molesta mejor. Documentarse para futuras disputas, no importa quién tenga razón.
  7. Cuando las cosas se ponen complicadas con la materia del post, ir a por el hombre: acusarlo de estar pagado por alguien, vivir de rentas, ser un parásito, un vago, cualquier cosa.
  8. Si la cosa se pone insultante, es decir, si la ponemos insultante, y la autoridad del medio nos amonesta en público (muchas veces el mismo autor), hacer la gran Sarmiento: acusar de apretar a los librepensadores, de ser intolerantes con los que señalan los errores y de sólo aceptar elogios de los comparsas que siempre dejan mensajes benévolos.
  9. Si después de una caterva de mensajes injuriosos y nada productivos, somos definitivamente moderados, censurados y/o baneados, acusar en todos lados al medio de aplicar la censura y coartar la libre expresión.
  10. Seguir así con toda la Internet, hasta el fin.

Decálogo para el estalinista perfecto.

La lucha cotidiana en la arena política trae aparejadas tareas algo ingratas pero necesarias: escribir libelos, buscar quintacolumnas y organizar linchamientos.
He aquí una guía indispensable paso a paso (la única que conseguimos):
  1. Elija una idea, difúndala y busque gente con pereceres similares.
  2. Elija un líder (no sea apurado, espere).
  3. Hágase el mejor intérprete de sus dichos, actos y omisiones.
  4. Organice una doctrina.
  5. Efectúe la primera limpieza doctrinaria y acuse a los herejes más peligrosos de traición a la causa. Aproveche para rodear al líder con un grupo selecto de adláteres fanáticos, elegidos por usted.
  6. Identifique los que se salvaron por un pelo, llámelos a la unidad y utilice con ellos abundantemente cualquier etiqueta de uso: "compañero", "camarada", "correligionario", "hermano", "amigo".
  7. Establezca un tribunal con el que amenazar en el futuro a los díscolos.
  8. Espere un rato. En cualquier momento el Líder se va a mandar una agachada grande. Es humano, al fin, y usted lo sabe. Métalo en el horno ideológico con papas, pero manténgase en segundo plano para evitar las chispas.
  9. Mire alrededor, y si hay otro posible Líder, vuelva al punto 2. De lo contrario siga adelante.
  10. Sea Jefe de la Sociedad de Fomento, del Club. También Presidente de la Nación, Emperador, Dictador, Papa, lo que quiera.

Una ayuda para los alérgicos a la homosexualidad.

Estos son algunos argumentos que se pueden usar para ganar cualquier discusión sobre la homosexualidad que se presente en el trabajo, en la disco o en el bar.
  1. Lo más importante: los homosexuales son enfermos.
  2. Hacer notar que todas las connotaciones negativas sobre una persona se resumen en: "¡es un puto!"
  3. Recordarle al interlocutor que defender a los gays es de gays.
  4. No hacer la de todos: diga que no tiene ningún amigo homosexual, que usted es una personal normal y decente, qué se cree.
  5. Afirme que si de repente usted sintiera deseos de yacer con otro hombre, se suicidaría de inmediato en un prostíbulo.
  6. Diga, cada vez que pueda, "desviado", "invertido", "anormal"; pero también "tragasable", "nuca empañada" o "abufarrado". Ríase cada vez que usa esos motes, con picardía.
  7. Proponga una moción para que el Estado cure a los putos ambulatoriamente -si usted es de izquierda- o que los encierre en un cotolengo -si es de derecha.
  8. Trate a los travestis como varones, exageradamente, y diga que hoy serían jugadores de Deportivo Cambaceres si alguien les hubiera regalado una buena cogida con algún potrón de los que salen en Diario Popular.
  9. Ponga al tío suyo ése, el solterón que nunca tuvo novia, como ejemplo de lo que debe ser un puto en sociedad.
  10. Expláyese sobre los métodos que considera convenientes para curar la putez: golpes, cárcel, segregación social, suspensión de derechos, mofa pública.